Entre las complicaciones de la cirrosis se incluyen:
Complicaciones relacionadas con el torrente sanguíneo:
- Presión arterial alta en las venas del hígado (hipertensión portal). La cirrosis reduce el flujo normal de sangre que pasa por el hígado, lo que aumenta la presión en la vena que lleva sangre desde los intestinos y el bazo al hígado.
- Hinchazón en las piernas y abdomen. La hipertensión portal puede provocar acumulación de líquidos en las piernas (edemas) y el abdomen (ascitis). Los edemas y la ascitis también pueden ser el resultado de la incapacidad del hígado de generar cantidad suficiente de determinadas proteínas en sangre, como la albumina.
- Agrandamiento del bazo (esplenomegalia). La hipertensión portal también puede producir cambios en el bazo. La disminución de glóbulos blancos y plaquetas en la sangre puede ser un signo de cirrosis con hipertensión portal.
- Sangrado. La hipertensión portal puede hacer que la sangre se redirija hacia las venas más pequeñas, lo que provoca que aumenten su tamaño y se hagan várices. Debido a la tensión de la carga adicional, estas venas más pequeñas pueden explotar y provocar un sangrado grave. El sangrado potencialmente mortal suele ocurrir cuando se rompen las venas del esófago bajo (várices esofágicas) o el estómago (várices gástricas). Si el hígado no puede generar suficientes factores de coagulación, esto también puede contribuir a un sangrado continuo. Las infecciones bacterianas son un desencadenante frecuente de sangrado.
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